Soneto 143. SUEÑO INQUIETO
Definir quien soy, a modo de introducción,
no es la tarea propia de un soneto;
pero mi sueño, que es un sueño inquieto,
se me abre al paso entre errores de inducción.
Más allá de mis ojos de seducción,
se me queda un alma de amor repleto
que ensalza verdad y pide respeto
en esta obra que escribo sin un guión.
Perdido en la ilusión "verte de nuevo",
enjugo lágrimas en las que lluevo
para escaparme de este laberinto.
En la bondad del Sol me desespero
y el Universo sabe que Te Quiero,
porque, contigo,... TODO me es distinto.
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