Soneto 197. FUEGO Y PIMIENTA
En bacanales de fuego y pimienta
se esfuman los gozos irresistibles
que se elevan en zarzas, que revientan,
de los frutos de bosques comestibles.
El explosivo calor desalienta
al balaustrado sensor de imperdibles
que se enreda en los tules, sin que se sienta,
de los astutos brotes invisibles.
Cada paso que, de paso, se alcanza,
repercute equilibrio en la balanza
de todo amor que por amor avanza.
En la distopía, sin más bonanza,
se esculpe el brillo del sol sin venganza
de un mundo en verde y su azul de alianza.
se esfuman los gozos irresistibles
que se elevan en zarzas, que revientan,
de los frutos de bosques comestibles.
El explosivo calor desalienta
al balaustrado sensor de imperdibles
que se enreda en los tules, sin que se sienta,
de los astutos brotes invisibles.
Cada paso que, de paso, se alcanza,
repercute equilibrio en la balanza
de todo amor que por amor avanza.
En la distopía, sin más bonanza,
se esculpe el brillo del sol sin venganza
de un mundo en verde y su azul de alianza.
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