Soneto 189. LA CANCIÓN DE LA ALEGRÍA
Un deseo incierto, oscuro y empapado
fuiste tú en las ramas del desconsuelo.
Un jirón sin voz - garganta en el suelo -,
que es cuerda-y-vocal muda en canto alado.
El desaliento es tiempo conspirado
de flora intestinal en cada duelo.
Tu sentir es turbulencia de vuelo
que, sin razón, se apresa en campo airado.
Salta allá por el viento sin condena
la exuberante canción que me guía,
chorro de voz y alma teatral de escena.
Solos tú y yo, - en tono y sin cobardía -,
seremos la brisa de hierbabuena
que canta la canción de la alegría.
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