Soneto 178. MI BARCA EN VIDA
Mi barca, en vida, navega implacable
sujeta a vaivenes libres del aire.
Ante cualquier tempestad sigue estable
y no admite bochornos ni desaires.
El río y el mar, con gesto apelable,
la mecen en las olas del socaire.
Remos y velas la hacen navegable
respirando aire puro y más aire.
Se impregna de agua, humedal que desangre
nieves y lluvias que operan, sin sable,
del nacimiento a la muerte del río.
No hay brusquedad ni más rastro de sangre
que un balaustrado sudor responsable
que alivie a mi barca del sol y el frío.
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