Soneto 191. HUESOS QUE NO SERÁN OLVIDADOS
Voy a componer meticulosamente
el nuevo guión de mi esfera viva.
Tras tanta derrota consecutiva
pido una tregua, consecuentemente.
Si voy a perder reiterativamente,
voy a columbrar mi voz compasiva
y me tragaré mi propia saliva
si he de renacer repentinamente.
Una semilla brota a cada instante
en huesos de dolor, recalcitrantes,
que no serán olvidados de vida.
De esa empantanada inacción errante
nace otra piel delicada excitante
y otra semilla con cabeza erguida.
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